Llegué a conocer muchas cosas fascinantes de la infancia de mi mamá a través de las historias que me narraba la abuela, en las cuales también tenía detalles de cómo era la vida en la Venezuela (pre-petrolera) de décadas anteriores y el desempeño de los Presidentes de esos años. 
Me recuerdo muy bien que a la abuela le era especialmente grato relatarnos esas historias, al punto que la hacían experimentar emociones de alegrías o de tristezas según el recuerdo de vivencias que nos tradujera en emocionadas palabras. Sus historias eran la voz del recuerdo de hermosos pasados traídos al presente: entonces las historias de los abuelos son la voz de la memoria familiar. Y eso me ha llevado a preguntarme: ¿Qué tan importantes son las historias de antaño que tanto agrada a los abuelos contarle a sus nietecitos?.
No voy a hablar como psicólogo, porque no lo soy. Tampoco como geriatra, porque tampoco lo soy. Y sucede que respeto a todos los profesionales, por cuanto se han ganado el respeto que representan años de estudio y especialización. Por tanto dirigiré mis notas influenciado en mi propia experiencia de nieto que viví hace 5 décadas atrás, ¡cómo pasa el tiempo!. Es que mamá nos dejó desde muy pequeños al cuidado de la abuela, porque su condición de viuda determinó que tenía que salir a trabajar para mantenernos, y eso originó que por muy largo espacio de mi niñez estuviera al cuidado de la abuela y de las enseñanzas e historias que ella nos compartía.
La abuela era como cualquier persona normal de la tercera edad, es decir, le gustaba conversar y su tema predilecto eran las historias familiares. Quizás si hubiera contado con un mayor nivel de formación académica (primaria incompleta), otras hubieran sido sus conversaciones con nosotros, pero sucede que en mis años de vida he visto a muchos abuelos hacer lo mismo: les importa muy poco el tema de la inflación o de la Bolsa de Valores, aún cuando pudieran tener esos conocimientos, y dan prioridad al tema familiar, donde por cierto aprende uno a valorar a la familia como núcleo humano y a los miembros de la familia como personas que tuvieron vidas importantes en la sociedad que vivieron. De manera que comprendí que en comparación a otros abuelos, no recibí nada distinto de mi abuela, quiero decir y enfatizar que recibí amorosos relatos familiares que luego comprendí que son importantes en nuestra formación de adultos por la sencilla razón que caigo en cuenta que si nuestro proceder de vida es recto, de esa forma seremos recordados: ¡gracias abuela por legarme esa valiosa moraleja!.
Por cierto, ¿se dieron cuenta de lo que planteo en el párrafo anterior?. Es que no quiero que pase desapercibido el hecho trascendental de que “en la formación de valores de un individuo, también entran a formar parte, y de manera muy determinante, las historias, consejos y aportes morales de todo tipo derivados de los abuelos”. Esto no es producto de años de estudio de psicología, sino de los años de convivencia con mi abuela materna, y que gracias a la bondad de Blogger de ofrecernos la plataforma gratuita de los blogs, lo puedo transmitir a todo interesado en este tema. No lo vean con asombro, porque he conocido muchas personas cuya formación moral se deriva en buena proporción a su contacto de niño con amorosos y sabios abuelos, y la mejor manera de honrar la memoria de esos abuelos es con su recto modo de vivir aprendido de ellos; es que, no han escuchado alguna vez aquello de ¡mi abuelo me enseñó lo que es el trabajo duro!, porque yo si lo escuché y por tal motivo lo escribo.
Entonces, ¿quién dijo que los abuelos ya no son útiles en una casa?, es que quien diga eso le recomiendo que lea este artículo, porque como dicen muy particularmente las abuelas, más o menos en estos términos: “a los hijos se les quiere mucho, pero a los nietos se les quiere de otra manera muy especial”. Créanme que esa realidad se la he escuchado a muchas abuelas, con términos muy parecidos, e incluso, más emocionados en algunos casos.
Si bien como nietos nos nutrimos con sus historias, va a suceder que el beneficio es recíproco. Quiero decir que a los abuelos no sólo les gusta contar sus historias, sino que sienten necesidad de transmitirnos esas vivencias. Es el efecto de los recuerdos sobre sus almas. Lo ilustraré con un caso que me contó un amigo, cuya hermana se casó con un francés, y sucede que el abuelo de ese señor tuvo un papel tan destacado en la resistencia civil contra los alemanes durante la 2da. Guerra Mundial, que es considerado un héroe en su ciudad. ¿De qué creen que habla ese abuelo?. Creo que no hay que ser muy inteligente para adivinarlo, ni creo que algún libro de historia relate mejor la ocupación nazi del heroico territorio galo.
Entonces, no es una conducta típica del latino o del europeo, ¡no!. Es que el párrafo anterior esclarece que es una conducta universal de la tercera edad el reverdecer espiritualmente a través de las historias contadas a los nietos. Es decir, no veas aburrido a tu abuelo si te viene con alguna historia, porque esa no es más que la expresión de una necesidad muy típica de esa edad, por cierto, una necesidad de amor, porque esas son historias que revelan para tu conocimiento y formación todo el legajo de amor con el que se ha construido tu grupo familiar y que tu abuelo aspira que se mantenga en las siguientes generaciones, sencillamente es ¡algo hermosamente admirable!.
Los abuelos tienen como patrimonio sentimental y humano su caja de recuerdos. Eso los mantiene vivos, con esperanzas, con emociones. Esos recuerdos reviven viejos amores, o viejas hazañas de guerra o viejos instantes de tu ciudad o de tu país. Por eso creo que es una falta muy grave el menospreciar, burlarse o hacerse indiferentes a un tesoro tan valioso para un abuelo como son sus recuerdos. Incluso, sus recuerdos no son únicamente historias, sino también objetos personales de familiares que ya murieron, y es así como décadas después llegamos a conocer recortes viejos de periódicos, o muebles y prendas de épocas pasadas, que va a significar que la primera muestra de afecto y respeto hacia ellos se va a evidenciar en el respeto a esos viejos objetos que ellos conservan por diversos motivos sentimentales muy íntimos de ellos. Por eso fue que me expresé al inicio diciendo que las historias de los abuelos son la voz de la memoria familiar.
Los abuelos con mucho amor oyen y aguantan todas las niñadas, y cosas sin sentido que muchas veces dijimos en nuestra niñez. Ellos respondieron muchas de nuestras preguntas, nos escucharon, nos consolaron, nos aconsejaron, nos corrigieron malas palabras y malas conductas, nos enseñaron a ver la belleza del amor y la validez de los principios éticos, en consecuencia y en resumen, ¿no son ellos merecedores del mismo trato recíproco cuando “sienten la necesidad” de contarnos sus historias?.
La conclusión obvia es que las historias de los abuelos son tan importantes para los nietos como para ellos mismos. Siendo importantes, aprende a valorar y respetar esas historias y esa válvula de escape de los abuelos con la que ellos aspiran ser valorados y que también sean valorados todos los miembros importantes de una familia. Otra cosa: muchas de esas historias de abuelos, se suceden una vez que el abuelo se sienta con su nieto a ver viejas fotos de familias. Para ellos son muy importantes esas fotos y los recuerdos que esas fotos le traen y que ellos comparten como amorosas historias. Muestra afecto y respeto a ese viejo album de fotos que tanto ama tu abuelo.
Quisiera terminar jocosamente diciendo que quizás cuando tenga nietos -aún no los tengo, pero ¡aspiro llegar!-, ya no tendré historias para contar, porque las he legado en mis diferentes blogs, y mi meta es ser recordado y respetado entre mis consanguíneos por todo lo que alcancé a escribir en mis diferentes blogs, que son muchos, porque mis inquietudes son muchas y porque extraigo lo mejor de Google en cada video que bajo, y extraigo lo mejor de mis experiencias en cada nota que alcanzo a editar en mis blogs: seguramente alguien en esas lecturas de mis blogs tenga un panorama positivo y optimista de las cosas,….¡y de los abuelos!, cuando sea este el blog que hagan de su preferencia de lectura. Es probable que algún día me tropiece con alguien (o posiblemente alguno de mis nietos) que diga que aumentó su concepto de valor de los abuelos en virtud de los escritos de un escritor llamado Angel Paz, y no creo que haya mayor recompensa, ¡amén!.
Recuerda que para consultar sobre mis recientes publicaciones en éste y en mis otros blogs, puedes hacerlo consultando en mi twitter @blogsdeangelpaz. Gracias.
